¿Por qué no se recomienda parar la intervención terapéutica en verano?

Cuando llega el verano, muchas rutinas se ven afectadas: los colegios cierran, la actividad laboral disminuye y también solemos tomarnos un respiro de nuestras obligaciones diarias. Sin embargo, en el caso de las personas con Alzheimer u otras enfermedades neurológicas,las rutinas no solo son importantes, sino esenciales para su bienestar, y una de ellas es la intervención terapéutica. Detener estas terapias durante el verano puede parecer inofensivo, pero sus consecuencias pueden ser significativas.

Las intervenciones terapéuticas —como la estimulación cognitiva, el acompañamiento psicológico, la terapia ocupacional o las actividades de socialización— no son simples complementos al tratamiento médico. Son herramientas fundamentales para mantener las funciones mentales, emocionales y físicas de quienes conviven con enfermedades neurodegenerativas. Al suspenderlas, el deterioro puede acelerarse. La desconexión de estos estímulos provoca que el cerebro pierda agilidad, lo que en personas vulnerables puede significar pasos atrás difíciles de recuperar.

Además, el verano puede aumentar el riesgo de aislamiento. Muchas familias viajan, los centros cierran o reducen horarios por la temperatura, y las personas con estas patologías quedan con menos actividades y contacto social. La soledad y el aburrimiento no solo afectan el ánimo, sino que también inciden directamente en la progresión de enfermedades como el Alzheimer. Por eso, es clave mantener cierta estructura, ofrecer estimulación regular y promover la participación activa en actividades, aunque sea de forma adaptada al calor o a nuevas rutinas estivales.

En AFPAEN trabajamos todo el año para garantizar ese acompañamiento continuo. Nuestra labor no se detiene en verano porque entendemos que el cerebro tampoco lo hace. De hecho, muchas veces aprovechamos esta época para realizar terapias más ligeras o adaptadas al clima, pero sin dejar de lado lo esencial: seguir cuidando el cerebro y el bienestar emocional

Julio
2025

Junio
2025

¿Cómo hablar con los más jóvenes sobre el Alzheimer en la familia?

Cuando una persona cercana es diagnosticada con Alzheimer, el impacto emocional afecta a toda la familia. En este proceso, a veces nos centramos tanto en la persona diagnosticada que olvidamos que los más pequeños de la casa también viven esta realidad, la sienten y necesitan entenderla. Hablar con ellos sobre la enfermedad no solo es importante, sino necesario.

Escuchar antes que explicar: Lo primero que debemos hacer es observar y escuchar. Los más pequeños, aunque no entiendan del todo lo que pasa, perciben los cambios: ven que el abuelo ya no les reconoce, que la abuela repite lo mismo una y otra vez, o que papá o mamá están más estresados cuidando. Antes de ofrecer explicaciones, es útil preguntar:

“¿Tú qué has notado últimamente en el abuelo?”,
“¿Te has dado cuenta de algo raro en la abuela últimamente?”

Esto les da espacio para expresar sus dudas, emociones o incluso miedos, que de otra forma podrían guardarse en silencio.

Explicaciones simples y sinceras: Los niños y niñas no necesitan saber términos médicos complejos, pero sí merecen la verdad. Podemos decirles, por ejemplo:

“El abuelo/la abuela tiene una enfermedad que hace que su memoria falle, por eso a veces olvida tu nombre o lo que hicisteis ayer. No es porque no te quiera, es que su cerebro ya no funciona como antes.”

Con los adolescentes, podemos ser un poco más detallados:

“El Alzheimer es una enfermedad del cerebro que hace que se olviden cosas, pero también cambia cómo una persona actúa, siente o se relaciona. Es difícil, pero estamos todos aprendiendo juntos cómo acompañar al abuelo en esto.”

Lo importante es normalizar la situación sin restarle importancia, permitiendo que comprendan sin sentirse culpables, confundidos o alejados.

Involucrarlos como parte del cuidado: Una de las mejores formas de reducir el miedo o el dolor es permitiendo que participen en el acompañamiento, desde donde puedan y quieran. Pueden leer un cuento a su abuelo o abuela, mirar fotos familiares juntos o ayudar a poner música que les guste. Los adolescentes pueden acompañar en pequeñas tareas, sentarse a jugar un juego de mesa o simplemente estar ahí, sin presiones.

Esto fortalece los lazos afectivos, los ayuda a canalizar su amor y, sobre todo, les da un rol activo, lo cual reduce la ansiedad y la sensación de impotencia.

Entrenar la Mente: Cómo el Trabajo Cognitivo Puede Prevenir Enfermedades como el Alzheimer

Mantener la mente activa no es solo una recomendación para estudiantes o profesionales: es una inversión a largo plazo en nuestra salud cerebral. Durante la juventud y la adultez, realizar actividades como leer, aprender cosas nuevas, resolver rompecabezas o simplemente participar en conversaciones estimulantes, fortalece lo que los científicos llaman la “reserva cognitiva”. Esta reserva actúa como un colchón que protege al cerebro frente a enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer.

Un estudio clave publicado en la prestigiosa revista Neurology en julio de 2021 lo confirma. Investigadores de la Universidad de Rush (EE. UU.) siguieron durante casi siete años a más de 1.900 personas mayores y descubrieron que quienes llevaban una vida mentalmente activa desarrollaban Alzheimer hasta cinco años más tarde que aquellos con menos actividad intelectual. Es decir, personas que leían, escribían o jugaban a juegos de mesa de forma regular empezaban a presentar síntomas a los 93 años de media, frente a los 88 años del otro grupo.

Pero esto no es exclusivo de la tercera edad. Cuanto antes comencemos a estimular nuestro cerebro, mayores serán los beneficios a largo plazo. Actividades tan sencillas como aprender un idioma, tocar un instrumento o hacer crucigramas pueden marcar la diferencia. Además, combinar esta estimulación mental con ejercicio físico, una dieta equilibrada y relaciones sociales activas potencia aún más los efectos protectores.

En resumen, cuidar de nuestro cerebro es una tarea de toda la vida. No se trata de evitar el envejecimiento, sino de llegar a él con la mente lo más despierta posible. Estimular la mente es mucho más que un pasatiempo: es una herramienta real para retrasar, e incluso prevenir, el impacto de enfermedades como el Alzheimer.

Mayo
2025

Abril
2025

El Hipocampo: Clave en la Memoria y su Papel en la Enfermedad de Alzheimer

El hipocampo es una estructura cerebral ubicada en el lóbulo temporal medial, esencial para la formación de nuevos recuerdos y la orientación espacial. Su nombre, que significa "caballo de mar" en griego, refleja su forma característica. Aunque tradicionalmente se asocia con la memoria, investigaciones recientes han revelado su implicación en diversas funciones cognitivas y emocionales.

En la enfermedad de Alzheimer, el hipocampo es una de las primeras áreas afectadas. La acumulación de proteínas anormales, como la beta-amiloide y la tau, interrumpe la comunicación entre las neuronas, llevando a la pérdida de memoria y otros déficits cognitivos. De hecho, estudios han demostrado que la atrofia del hipocampo puede predecir el deterioro cognitivo, incluso en personas sin placas amiloides detectables .

Además, la atrofia del hipocampo se ha asociado con un deterioro cognitivo más rápido. En un estudio publicado en la revista Neurology, se observó que una contracción más rápida del hipocampo se correlacionaba con un deterioro cognitivo más acelerado, independientemente de los niveles de amiloide y tau . Este hallazgo sugiere que la atrofia hipocampal podría ser un marcador temprano de la enfermedad.

La detección temprana de la atrofia del hipocampo es crucial para el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad de Alzheimer. Herramientas como la resonancia magnética permiten identificar cambios en el volumen del hipocampo, facilitando la intervención precoz. Además, mantener un estilo de vida saludable, que incluya ejercicio regular y una dieta equilibrada, puede contribuir a preservar la salud del hipocampo y reducir el riesgo de desarrollar Alzheimer.

 

MARZO 2025

¿Sabías que el diagnóstico de Alzheimer cada vez aparece en edades más tempranas?

Según estudios recientes, ha aumentado la incidencia de Alzheimer en personas menores de 65 años, evidenciando que no es exclusivo de los mayores

Factores de riesgo como antecedentes familiares, problemas cardiovasculares y genética pueden predisponer a la enfermedad a edades tempranas. Los síntomas en este grupo son más agresivos y difíciles de diagnosticar, lo que resalta la necesidad de concienciar a profesionales y al público sobre el Alzheimer en personas jóvenes. La investigación busca nuevas estrategias terapéuticas adaptadas a estas necesidades, y se realizan estudios clínicos para mejorar la calidad de vida de los afectados. Se recomienda acudir a un médico si se presentan síntomas como:

 

  • Olvido frecuente de eventos recientes
  • Dificultad para recordar nombres
  • Problemas para seguir instrucciones
  • Desorientación
  • Cambios en la planificación y organización
  • Dificultad para expresarse
  • Pérdida de interés en actividades
  • Cambios repentinos de estado de ánimo
  • Dificultad para mantener la atención
  • Problemas de coordinación o equilibrio

 

Mitos sobre el Alzheimer

El Alzheimer es una enfermedad cerebral que afecta a millones de personas, pero existen muchos mitos que pueden generar confusión. Uno de los más comunes es que se cree que el Alzheimer es solo una consecuencia natural del envejecimiento. El Alzheimer es una enfermedad médica compleja que va más allá de la simple vejez.

Otro mito extendido es que el Alzheimer solo afecta la memoria. Si bien la pérdida de memoria es un síntoma destacado, también puede influir en otras funciones, como el razonamiento, el lenguaje, la toma de decisiones y la personalidad de la persona afectada.

Además, se cree erróneamente que el Alzheimer es completamente hereditario. Aunque la genética tiene un papel en el riesgo de padecerlo, no es el único factor. Tener un estilo de vida saludable puede ayudar a reducir este riesgo, incluso en personas con antecedentes familiares.

Finalmente, muchas personas piensan que no se puede hacer nada para prevenir el Alzheimer. Sin embargo, diversos estudios han demostrado que hábitos como hacer ejercicio, mantener la mente activa y cuidar la salud en general pueden disminuir las probabilidades de desarrollar la enfermedad.

Desmitificar estos mitos es fundamental para comprender mejor la enfermedad y poder ser más empáticos con quienes la padecen. La información correcta y la educación son claves para erradicar la desinformación y crear una sociedad más informada y solidaria.¡Recuerda, la educación es la mejor herramienta contra la desinformación!

Febrero
2025

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